
23 May EL YONQUITEST
Para ayudarte a identificar si eres adicta, te propongo el yonquitest. Lo llamo así porque una yonqui es una drogadicta, y mi intención es que seas consciente de tu nivel de adicción. Ese es el primer paso para recuperarte.
Es importante que te tomes tiempo para responderlo y que lo hagas con toda la sinceridad del mundo. El
autoengaño no sirve de nada. ¿Me lo prometes? ¡Vale, adelante!
Pon una 3 si te identificas con alguna de las veinte situaciones que te presento a continuación:
- Mantienes un historial de relaciones con gilipollas desde la adolescencia. Hace años que vives obsesionada con el tema. No dejas tiempo entre una ruptura y una nueva ilusión. Encadenas un gilipollas con otro. Cuando se acaba una relación, intentas volver con tu ex o te bajas una aplicación de ligoteo para buscar al siguiente.
- Tu estado de ánimo diario depende de cómo estés ese día con tu gilipollas.
- Tu pareja te ha dicho frases como las siguientes: «Necesito practicar esta actividad solo», «Me agobias», «Quiero espacio», «Eres una pesada» o «No me escribas tanto».
- Poco a poco te vas anulando. Dejas tus aficiones —como ir al gimnasio, quedar con tus amigos o ver a tu familia- para tener más tiempo para él.
- No mantienes una relación sana contigo. Sabes que eres económicamente libre y que has conseguido muchos objetivos en la vida, pero no te lo crees. En el fondo, tienes una baja autoestima, incluso criticas tu imagen.
- Eres una mujer independiente. Puedes irte de viaje sola, de compras, realizar actividades sin él o gestionar una alta responsabilidad laboral, pero a nivel emocional siempre has de tener una pareja o un gilipollas, aunque te eche migajas de amor.
- Has sido capaz de arriesgarte, incluso podrías jugarte la vida por conservar su «amor». Toleras sus desprecios con tal de que no te deje.
- Desde pequeña, estás «enamorada del amor». Piensas que tu vida solo cobra sentido si mantienes una relación de pareja o estás con un hombre. Has interiorizado la fantasía del cuento de hadas.
- Tienes conductas de «comprobación del amor». Por ejemplo, e pides que te dé un beso o un abrazo para reafirmarte en que te quiere. Relees sus wasaps para contabilizar el número de palabras cariñosas que te ha enviado, o cronometras cuánto tarda en contestarte. Además, necesitas constantes pruebas para convencerte de que te ama. Si sientes que está más frío, se lo echas en cara o le castigas con tu silencio en lugar de hablarlo con él.
- Pides validación externa. Das más importancia a lo que piense tu pareja de ti que a tu opinión. Si él te dice que has cogido peso, de inmediato te pones a dieta o vas al gimnasio, aunque no te apetezca. O si no le gusta tu vestido, te cambias de ropa. Te desvives por agradarle. Sin embargo, él no lo hace contigo.
- Serías capaz de enfrentarte o te has enfrentado a tus amigos o familiares por defender a tu gilipollas, aunque sabes que tienen razón en lo que te dicen.
- Puedes sentir celos y desconfianza, o caer en el control excesivo. Le haces reproches del tipo: «No soy suficientemente importante para ti. Si lo fuera, harías esto por mí».
- Cotilleas cual detective profesional en sus redes sociales por si agrega a una seguidora nueva. También miras a quién da like o a quién comenta. Si es alguien que no conoces (y más si es una mujer), le preguntas quién es o empiezas a compararte
físicamente con ella. - Sientes pánico y ansiedad ante la idea de que te deje, te rechace o te abandone.
- Siempre acabas hecha polvo por elegir mal a tu pareja. Al final, ellos rompen contigo, aun sabiendo que hace tiempo que deberías haber terminado con esa relación. Tus parejas te generan un alto grado de sufrimiento e inestabilidad.
- Experimentas el famoso «síndrome de abstinencia» tras las rupturas. Sientes la necesidad de retomar la relación. Contactas con él con cualquier excusa. Si se comunica contigo, desaparece la angustia. Por ejemplo, estabas llorando, pero en cuanto te llama, te sientes tranquila, incluso alegre.
- Has dejado a tu gilipollas, pero vuelves con él una y otra vez. Eres incapaz de cortar del todo.
- Permitirías o has consentido infidelidades o faltas de respeto por parte de tu pareja con tal de que no te deje.
- Has llegado a permitir el maltrato físico o psicológico. Te promete que no lo hará más, que va a cambiar, y te lo crees.
- Cortáis y volvéis. Sigues atrapada en ese perverso ciclo de violencia.
¿Cuál es tu resultado? ¿Has marcado muchas X?
CONTACTA
Si tienes problemas y no sabes cómo solucionarlo, contáctame. Puedes reservar terapia en Madrid y venir al centro de Psicología Lara Ferreiro. O también si prefieres puedes hacerlo desde la comodidad de tu casa con la modalidad de terapia online. Tienes 3 maneras de contactarme:
- Llamada o WhatsApp al: +34-611-04-26-21
- Email a info@laraferreiro.com
- laraferreiro.com/pide-tu-cita/
Además, sígueme en mis redes sociales:
- TWITTER: https://twitter.com/Psicologa_LaraF
- INSTAGRAM: @psicologa_laraferreiro

Sorry, the comment form is closed at this time.